2/20/2011

Sobre la melancolía


Hoy no quiero jugar en los columpios, tampoco veo en el chocolate la solución, hay las flores están hechas pedazos, y se asoma un diminuto rayo del Sol. Hoy Paris amaneció nublado, los niños no quieren salir a jugar, el pato se canso de hacer cuac…
Y de pronto una melancolía como la de los años 30 me comienza a inundar, una melancolía dulce, una melancolía suave, de esas que ya solo se encuentran en los noticieros viejos, en la tv en blanco y negro carente de sonido, en una heladería francesa… Con esto no quiero decir que antes todo era mejor, no, no lo creo así, más bien me gustaría vivir en una imagen sin tiempo, en una dimensión alterna, en otra realidad.
En otra realidad que sirva de escapatoria de vez en cuando para salir a jugar, un alivio para el alma, un suspiro para el corazón, en esta imagen sin tiempo guardaría todos los bonitos recuerdos, y no dejaría entrar lo malo, todos vendrían livianos y comeríamos tartas y tartas de fresa…
Algunos piensan que estoy loca al tener una idea así, otros piensan que estoy demasiado triste, pero lamento informarles que no es así, no os preocupéis aún no me voy a suicidar.
La melancolía se divide en géneros, al igual que las distintas ramas del alma, existe una melancolía como la que he descrito antes; una melancolía en la que se puede ser muy creativo, y que incluso puede volverse adictiva, y otra que te hunde y con la cual no te quieres ni mover, yo soy amante de la melancolía poética, la que te llena de versitos y cuadros bonitos.
Así que… la siguiente vez que te sientas melancólico toma un lápiz y papel que algo se nos ocurrirá, algo va a pasar… y lo presiento, será algo bonito y nuevo.